El día después, me levantaré a desayunar, a realizar las tareas cotidianas, y todo seguirá transcurriendo de igual forma, mientras el ego de algunos y la euforia de otros, jugarán con nosotros por cinco años más.
No es posible vivir en anarquía, se necesita de un orden político y social, aunque preferiría ser guiada por soñadores que creen en lo que imaginan, para que así, logren hacer de sus prédicas, algo palpable y real.
No tiro mi esperanza al viento, simplemente somatizo los síntomas enfermos del poder ajeno.
Por un rato nomás, para volver de nuevo a lo valedero-para mí-respetando que cada cual cuando mira, "ve" diferente.
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