sábado, 26 de junio de 2010

El lugar



Si quieres venir donde hay luz para compartir, trae tu propia llama.
Si quieres venir muerto, quédate allí donde no moleste tu nada.
Yo no tengo lo que piensas, sólo aquello que comprende al silencio,
pues de eso está hecho lo que es de a dos.

Perdido está el que acompañado siente el vacío del abismo,
acompañado está el que en solitario siente la presencia de sí mismo.

Crece alrededor lo que quiero ver, lo otro no importa,
es lugar ocupado que resiste lo valedero.
Si lo que para mí vale, lo ves tú, ven con tu luz,
que juntos en los momentos en que un alma necesita de otra,
la sintonía será perfecta y trascenderá el encuentro.

Lo otro, lo sin ruido, lo hueco,
estallará ante tí y ante mí,
pues no resistirá lo artificiosamente humano.

jueves, 17 de junio de 2010

Los miedos

En clase de Guión nos hicieron reflexionar a través de un ejercicio e intentar escribir sobre nuestros miedos. Pasé un buen rato frente al monitor en blanco.
Lo primero que me venía a la mente: “no soy especialmente miedosa". Hasta que me pregunté dónde los tenía escondidos que no los podía encontrar. ¿Cómo no iba a tenerlos?
¿Me las traía de viva acaso?
Al racionalizarlo (vaya paradoja), me encontré con varios…

- Miedo a lo imprevisto, a lo que no pueda manejar, dominar. A aquello que como consecuencia azarosa, me obligue a tener que sacar fuerzas de donde sea para superarlo. Y acá iría una larga lista que da pereza escribir.

- Miedo frente a la duda, cuando no estoy segura de algo, me enojo conmigo misma, y la inseguridad me molesta: la traduzco a miedo.

- Miedo al quietismo, a la inercia, a la pérdida de interés por las cosas.

- Miedo a caer en banalidades, las cuales critico en los demás. A caer en alguna de ellas sin darme cuenta, empujada por la sociedad actual, que muchas veces la veo vacía, autómata, materialista.

- Miedo cuando me pregunto (al no ser creer en un Dios), qué hubo antes del Big Bang, al concepto de “infinito”. Miedo a NO poder racionalizar lo que es parte del misterio de la vida.

- Miedo de perder la seguridad en mí misma, el “poder” de control.

- Al paso del tiempo y no lograr acomodarme a ello, cuando veo al final de mi vida a mi madre, enojada con la vejez, no asumiéndola…

- Miedo a lo efímero que es el presente. A lo rápido que vuela el tiempo. A cuando pienso en el pasado y por momentos me arrepiento de algo (y me enoja), entonces, me repito: “el pasado no existe”. Y es verdad, por lo que me da miedo cuando recaigo en ello, a pesar de saberlo un pensamiento estéril.

- A perder la capacidad de disfrute, de reír fuerte, de sorprenderme, de ser curiosa. El paso del tiempo apaga de a poco la espontaneidad. Nos vuelve a veces demasiado introspectivos.

- Miedo a no darle la justa medida a las cosas.

- A cuando me brotan ideas creativas en la pintura, y me proyecto que voy a hacer esto y/o aquello, y después me quedo paralizada, pasa el tiempo y sigo sin hacerlo…

- Miedo por ser tan orgullosa, y eso que me vanagloriaba de serlo...

- A caminar en la oscuridad de noche, por el centro de la ciudad donde salen figuras extrañas a deambular, con rostros desconocidos, sospechosos. Miro hacia atrás y camino lo más rápido que puedo a mi auto (banal, pero inevitable en estos tiempos).