viernes, 23 de octubre de 2009

A mí no

La reina madre gozaba entre los micro terruños que componían su altar. Fieles servidoras continuaban trabajando, quizá para ser derruídas por alguna tormenta casual.
Así de frágil percibí mi castillo, cuando me golpeó el azar con esa poderosa capacidad de deshacer en un segundo los momentos felices. Desde ese día, miro con más respeto a esas cúpulas estratégicamente construídas por cientos de nobles adeptos a la dueña y señora de los campos.
Claro, siempre y cuando no se coman las flores de mi jardín.

3 comentarios:

  1. buenísimo... gran síntesis, llena de nivel literario... el poder no se encuentra en las cosas grandes, sino en la conjunción de pequeñas cosas... tal es la felicidad... Posees mucho talento, continúa!! otro abrazo!!

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  2. Gracias G.F. ya que estimula que se empatice con lo que uno escribe !!
    :)

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  3. buenisimo ¡¡
    y ademas lo comparto absolutamente.. tengo un tema con las hormigas, desde niña que las sigo, veo fotos , leo sobre ellas..
    Listo, me diste un disparador , pronto escribire una lineas en su honor
    gracias ¡¡¡
    besos

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