Tenía tanto frío que no pudo seguir volando, aterrizó en el callejón y se sentó contra la pared húmeda, enrollando sus débiles piernas entre sus brazos. Sus alas mojadas, se doblaron hasta tomar la forma de su espalda, blanditas e inertes. Supieron alguna vez, ser brillantes fuertes y coloridas, ahora, muy opacas, pasaban desapercibidas. Cualquiera que la observase, hubiera pensado que era una niña común y corriente.
El hada se enfrentaba ahora a una muerte lenta, rodeada de las páginas rotas de su libro- su casa- esparcidas a su alrededor, mientras la lluvia las iba llevando hacia el agujero del resumidero.
Comenzó a perder los pies, luego se aguó el resto de su cuerpo, mientras un niño con el resto de una hoja del libro aún seca, iba haciendo un barquito de papel intentando hacerlo navegar.
Allí terminó de desaparecer, embarcada en el fin de su aventura.
De la serie "Sapos y princesas" (2)
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Cómo me conmovía, tu cuento mientras lo leía, ya intuyendo el final. Qué lindo ahora el agregado de esas fotos de vida nueva. Felicitaciones.
ResponderEliminarAna Clara
Lindísimo tu cuento y triste...
ResponderEliminarFelicitaciones por la gordita divina!!!!
te cuento q yo sí puedo entrar directamente a tu blog una vez q accedo al mío.
Amiga virtual ¡¡ hace dias que vengo leyendo tus cuentos pero desde la oficina no puedo comentarlos. Por suerte esta hada terminó viajando a traves de un juego de niños .
ResponderEliminarSolo falta el acompañamaiento musical de "barquito de papel" de Joan Manuel Serrat.
ResponderEliminarMuy lindo.